27 abril, 2009

Fresas, fresas, fresas

Debemos haber cruzado ya el ecuador de la temporada de fresas (o mejor dicho, fresones), en cuanto me descuide desaparecerán de los mercados. Sí vale, después vienen los melocotones, las nectarinas, más ciruelas, melones... pero las fresas son las fresas, y las volveré a echar de menos durante los largos meses de su ausencia. No sólo están riquísimas solas, tal cual, sino que dan muchísimo juego en la cocina. Por supuesto, la mermelada es obligatoria, también batidos, sorbetes o helados; con zumo de naranja están muy buenas, también con yogur y algo de muesli o avena en el desayuno; funcionan como un genial añadido a la masa de bizcochos, muffins y similares; oh, como ingrediente de ensaladas son una delicia también. Y por supuesto, se pueden preparar miles de variedades de tartas con ellas :)
Para el postre del domingo preparé esta especie de tarta, que en realidad es una base similar al bizcocho pero más compacta, y con la dulce, roja y maravillosa cubierta de fresones cocinada aparte.

strawberries


- 1 y 3/4 tazas de harina de repostería
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1/4 cucharadita de levadura
- 1/2 cucharadita de sal
- 3/4 tazas de azúcar blanco
- 2 claras de huevo
- 1 yogur natural de soja
- 1/4 taza de leche de soja
- 80 ml de zumo de naranja recién exprimido
- 1 cucharada (15 ml) de aceite de girasol

Precalentar el horno a 180ºC y preparar un molde redondo desmontable.
Mezclar bien el yogur con la leche. Batir en un bol las claras con el aceite y el azúcar; añadir el zumo y el yogur hasta tener una masa homogénea. Aparta mezclar la harina con el bicarbonato, levadura y sal, y tamizar todo junto sobre la primera masa. Trabajar la mezcla con una espátula con movimientos suaves hasta que forme una masa homogénea, sin grumos secos. Verter sobre el molde, dejando su superficie igualada, y hornear durante unos 30 minutos, hasta que al pinchar un palillo en el centro salga limpio. Dejar enfriar unos minutos antes de desmoldar; enfriar totalmente sobre una rejilla.

- 450 gr de fresas
- 100-150 gr de azúcar blanco (al gusto)
- 1 cucharada de maizena
- gelificante en polvo

Lavar las fresas, quitarles el rabito y trocear. Poner en una sartén al fuego bajo con el azúcar, removiendo hasta que se disuelva. Cuando empiece a soltar jugo, añadir la maizena y remover. Los trozos más pequeños de fresa empezarán a disolverse, creando más líquido. Incorporar entonces el gelificante, dependiendo del tipo y el fabricante. Yo usé un par de cucharaditas de una mezcla especial para postres con fruta roja que compré en Berlín; la gelatina en polvo normal o el agar-agar servirían igualmente. Pero la idea es que no llegue a formarse una gelatina compacta como tal, sino simplemente que espese y coexione la mezcla, creando algo similar a una compota, con trozos gordos de fresa visible. Cocinar unos minutos más, removiendo constantemente, hasta que empiece a espesar. Apartar del fuego y dejar enfriar un poco.


strawberries2


Si el bizcocho ha crecido demasiado por el centro creando un pequeño montículo, se puede nivelar cortándolo con un buen cuchillo de sierra. Volver a poner en el molde y verter por encima la mezcla de fresas, distribuyéndola bien. Dejar enfriar totalmente para que cuaje un poco y se asiente antes de servir. Si caen algunos chorretones rojos al cortarlo no pasa nada, incluso mejor ;) Importante: untarse bien los dedos para rebañar los restos de fresa que queden en el molde o en los platos.
23 abril, 2009

Galletas sencillas de vainilla

Muchísimas gracias a todos los que me habéis dedicado comentarios de felicitación por mi cumpleaños; aunque sean pequeñas muestras de cariño aprecio mucho cada una de vuestras palabras :) Desde luego, lo mejor que te puede aportar tener un blog es conocer a gente tan fantástica con las que crear una comunidad virtual de amistad, y recetas claro! :D

Ya sí que llega el calor, empieza la recta final del curso y encima con el estrés añadido este año de la graduación, que la celebraremos casi enseguida, semanas antes de terminar las clases. Trabajos, exámenes, exposiciones, lecturas de libros... ay, echaré de menos el estrés estudiantil!

Lo mejor para despejarse un rato es hornear alguna cosita que no sea muy complicada pero sí satisfactoria; en ese caso recomiendo preparar una bandeja de galletas caseras, aunque sea la receta más sencilla prepararlas es relajante (el olorcito que sale del horno casi purifica el alma) y comerlas después renueva las energías :)

vanilla1

- 125 gr de harina de repostería
- 1 huevo pequeño
- 110 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 85 gr de azúcar
- 1 cucharadita de levadura
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de esencia de vainilla

Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja.
Batir la mantequilla con el azúcar; añadir el huevo y batir hasta formar una textura homogénea. Añadir la vainilla y mezclar bien. Tamizar encima juntos el resto de ingredientes, incorporando todo bien con una cuchara de madera hasta que no queden grumos secos.
Colocar pequeñas porciones del mismo tamaño con ayuda de un par de cucharillas, dejando algo de espacio entre ellas, sobre la bandeja (con estas cantidades me salieron galletas no muy grandes para una bandeja justa). Hornear a media altura durante unos 15 minutos, hasta que estén doradas. A mi me gustan con los bordes un poco tostaditos. Esperar unos minutos antes de sacarlas de la bandeja y dejar enfriar totalmente sobre una rejilla. Guardar en un recipiente hermético.


Una vez frías les di un ligero glaseado de agua+azúcar+vainilla, pero están buenísimas solas.



vanilla
20 abril, 2009

Endulzándome el cumpleaños

Hoy cumplo un añito más, el tercero que puedo celebrar con mi blog y compartir con todos vosotros :) Aunque ya he comentado que en mis cumpleaños me entra una nostalgia algo extraña y acabo un poco triste, también es un buen día; no por los regalos que pueda o no recibir, sino por los detalles que algunos buenos amigos y familiares tienen conmigo, y por ser una buena excusa para salir a celebrarlo en buena compañía ^^ Esta semana saldremos a cenar por ahí ( creo que aprovecharé para llevar a la gente de nuevo a cocinas orientales, que ya tengo ganas de nuevo y no podrán protestarme :P.
Hoy he preparado una pequeña tarta para tomarla en familia. Normalmente disfruto más cocinando y haciendo cosillas para los demás, para hacer regalos, recibir visitas o tener pequeños detalles, pero no viene mal darse un caprichito personal a uno mismo de vez en cuando. Para eso están los cumpleaños, ¿no? Además, he decidido que voy a dejar de contar años de ahora en adelante y en el futuro me limitaré a celebrarlos. Las cifras ya no tienen mucho sentido, lo importante es cómo aprovechamos los días que tenemos. Así que me planto en 23, me niego a contar más :P

birthday

No tengo mucha experiencia en tartas o pasteles decorados, requieren algo de trabajo extra y paciencia, y cuando surge una ocasión especial me da miedo que no salgan las cosas bien y no pueda tener nada preparado. Así que he ensayado con mi cumple; si me auto-homenajeo y fallo, yo misma sufro las consecuencias. Es un pastel sencillo horneado en dos moldes, con algo de relleno entre los pisos y cubierto por una dulce cobertura blanca. No puedo probar la nata así que la solución estaba en este frosting de smitten kitchen: básicamente es un merengue, pero más suave y muuuuuy cremoso. Para mancharse muchos los dedos y chuparlos sin parar :P

Para el bizcocho:

- 100 gr de harina de repostería
- 150 gr de azúcar
- 5 huevos
- 1 cucharadita de levadura
- 1/4 cucharadita de sal
- 50 ml de leche
- 30 gr de mantequilla
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1/4 cucharadita de vinagre

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar dos moldes redondos de unos 20 cm de diámetro.
Separar las claras de las yemas de tres de los huevos. Añadir a las tres yemas los dos huevos enteros restantes. Reservar las claras. Aparte, mezclar todos los ingredientes secos menos el azúcar.
Derretir la mantequilla con la leche y reservar.
Batir con batidora de varillas las yemas con unos 80 gr del azúcar hasta que esté esponjoso y de color amarillo pálido. Añadir la vainilla y batir un poco más.
Batir las claras (con las varillas limpias) con el vinagre hasta que empiecen a montarse. Añadir, sin dejar de batir, el azúcar restante de forma gradual, y contiuar batiendo hasta que adquiera una textura densa y cremosa. Incorporar parte de las claras a la mezcla anterior, con una espátula en movimientos suaves; añadir el resto. Tamizar encima la mitad de los ingredientes secos, mezclando siempre suavemente con movimientos envolventes; incluir la otra mitad. Por último, añadir la mantequilla con la leche y mezclar sin batir demasiado. Repartir en los moldes, nivelando la superficie, y hornear a media altura entre 15-20 minutos. Dejar enfriar desmoldados sobre una rejilla.

birthday2


Para la cobertura (adaptada de aquíl):

- 5 cucharadas de agua (75 ml)
- 1/4 cucharadita de vinagre
- 1 taza de azúcar
- 2 claras de huevo grandes a temperatura ambiente
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de vainilla

Poner una olla con agua al fuego; colocar un recipiente no metálico encima, de modo que quede la mitad cubierta por el agua pero sin riesgo de que entre líquido al segundo recipiente. Cuando el agua empiece a calentar, a fuego muy bajo, poner todos los ingredientes salvo la vainilla en el bol y comenzar a batir con las varillas, hasta que comience a tener textura cremosa y se haya calentado. Entonces aumentar la velocidad y batir sin parar durante unos 5 minutos; debe quedar muy espeso y cremoso. Sacar del fuego; añadir la vainilla y batir un par de minutos más hasta que quede bien incorporada.

Montaje:

Una vez fríos, cortar un poco las superficies si han quedado algo desniveladas. Untar las dos caras que vamos a unir con una buena mermelada de fresa casera. Distribuir una capa espesa de la cobertura en el bizcocho de la base y unir con cuidado con la otra mitad. Usando una espátula de repostería, pala o similar, cubrir toda la superficie y laterales de la tarta con la cobertura, siendo bien generosos, y tratando de nivelarlo lo más posible.
Como decoración final, unas frambuesas frescas dan el toque de color perfecto en un pastel de impoluto, cremoso y dulce blanco.
17 abril, 2009

Biscotti de avellanas y pacanas

Creo que ya he alabado muchas veces a estas pequeñas maravillas dulces italianas. Suelo decir con cualquier cosa dulce que es ideal para acompañar el café de media tarde, pero de verdad que los biscotti deben haber sido creados para ello. Me encanta que sean tan duros y crujientes, porque así además se pueden mojar bien en la taza y dejar que se junten sus sabores: el amargo del café, el dulce aroma de la galleta, con ese toque genial que dan los frutos secos repartidos por su masa... Claro que tampoco van nada mal empapados en un buen chocolate. Oh, y ahora que llega el verano seguro que acompañan a una bola de helado divinamente; de hecho estoy pensando en usarlos a modo de cuchara...
En fin, allá va otra variante de biscotti. Usando limones de la huerta de mi abuelo, avellanas extrañamente baratas de una gran tienda recientemente descubierta, y nueces pacanas que nos regaló una tía de mi madre hace poco. Ah bueno, y un toquecito suizo con el Kirsch :P

hazelnut biscotti

- 250 gr de harina de repostería
- 1 cucharadita de levadura
- 1/4 cucharadita de sal
- 2 huevos
- 200 gr de azúcar blanco
- 1 cucharada de Kirsch
- 1 cucharadita de zumo de limón
- 150 gr de mezcla de avellanas y nueces pacanas

Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja.
Batir los huevos con el azúcar hasta que la mezcla tenga un tono pálido. Añadir el licor y el limón, batiendo un poco más; luego los frutos secos. Tamizar encima la harina con la sal y la levadura, mezclando todo con una espátula siguiendo movimientos suaves y envolventes. Una vez se haya incorporado todo bien, mojarse las manos y coger la mitad de la masa para formar un rectángulo sobre la bandeja del horno; hacer lo mismo con el resto de la masa. No tienen porqué salir perfectos, sólo hay que asegurarse que tengan más o menos el mismo tamaño, que estén suficientemente separados y que su superficie esté alisada.
Hornear a media altura a 180ºC durante unos 20 minutos, o hasta que se empiece a dorar ligeramente y no manche al tocar su superficie con los dedos. Dejar enfriar sobre una rejilla unos 10 minutos (no apagar el horno).

Con un buen cuchillo de sierra, cortar sobre una tabla los biscotti diagonalmente, de un grosor aproximado de 1 cm- 1'5 cm. Cuidado al cortar, no hacer presión sino serrar, porque por dentro aún estarán blandos. Colocar las piezas con una de las caras del corte hacia arriba de nuevo en la bandeja (da igual si se tocan) y hornear unos 7 minutos. Sacar, dar la vuelta a cada pieza y de nuevo introducir en el horno otros 7-8 minutos, hasta que se hayan tostado un pelín (o sólo dorado, a mi me gusta con un toque tostadito). Dejar enfriar totalmente sobre una rejilla y guardar en un recipiente hermético.

hazelnut biscotti2
14 abril, 2009

Pan de remolacha y semillas

Hace tiempo vi por algún blog o página de cocina un precioso pan de color rosado que me llamó mucho la atención: estaba hecho con remolacha. Hace poco me entró el gusanillo (de nuevo) de amasar y hornear un pan casero, así que probé a añadirle algo de este vegetal a la masa. Antes de meterlo en el horno tenía un color rosa intenso, algo extraño pero muy bonito la verdad. Al cocerse sólo dejó un tono rosado leve, más visible sobre todo en la corteza; quizás use más cantidad de remolacha en un futuro, pero de todas formas el pan salió buenísimo, con una corteza crujiente pero una miga muy tierna, firme pero no densa. Y un sabor ligeramente dulzón que contrastaba muy bien con el añadido de semillas.

Sin título

- 500 gr de harina de fuerza
- 2 cucharaditas de sal
- 7 gr de levadura de panadería seca
- 175 ml de agua templada
- 200 gr de remolacha cocida y triturada
- 1 cucharada de semillas de linaza
- 1 cucharada de semillas de amapola
- 1 cucharada de semillas de calabaza

Tamizar la harina con la sal y la levadura en un recipiente amplio; añadir las semillas y la remolacha triturada. Formar un hoyo e incorporar el agua poco a poco, mezclando continuamente hasta formar una masa homogénea, blanda y húmeda pero no pegajosa (corregir de harina o agua si es necesario). Amasar a mano sobre una superficie lisa enharinada durante unos minutos, hasta que tenga una textura suave, homogénea y elástica. Formar una bola y colocar en un recipiente untado con aceite; darle unas vueltas para que se engrase ligeramente y tapar con papel film y/o varios paños de cocina. Dejar levar en un lugar templado hasta que haya doblado su tamaño (entre 60-90 minutos).


Sin título

Volcar sobre la superficie de trabajo y deshinchar. Amasar de nuevo un par de minutos y darle la forma final, redonda u ovalada. Colocar sobre una bandeja de horno engrasada, tapar y dejar levar de nuevo durante aproximadamente media hora. Es práctico meterlo en el horno previamente calentado a 50ºC y apagado, así crece mucho más rápido. Después, mientras el horno se precalienta a 220ºC, pintar la superficie del pan con algo de agua o leche, espolvorear con semillas/harina y practicarle algunos cortes. Hornear a 200ºC entre 30-40 minutos, hasta que la corteza haya cogido color y la base suene hueca al golpearla. Para tener una mejor corteza, colocar un cuenco con agua en el fondo del horno y/o disparar algo de agua con un spray a las paredes del horno, para crear vapor.
Dejar enfriar totalmente sobre una rejilla antes de servirlo cortado en rebanadas. Si se guarda bien, aguanta perfectamente varios días.

Sin título
09 abril, 2009

Invasión de conejos

Como creo que ya he comentado alguna vez, para mi estas fiestas son más Pascua que Semana Santa, y hago esa distinción de términos exclusivamente por lo que significa para mi cada uno. Murcia es una de las ciudades donde se vive con más fervor esta celebración cristiana, hay muchas procesiones y más actos de ese estilo, pero jamás he ido a ninguna. Me he "peleado" con ellas al tropezármerlas alguna vez, tratando de ir a mi casa sin tener que dar la vuelta a toda la ciudad, pero asistir asistir no, nunca. Los pasos de Salzillo son magníficos, sin duda, pero aunque sea sacarlos de su contexto prefiero verlos tranquilamente en el museo... estas cosas me agobian.

Y es que mis recuerdos infantiles de estas fechas me llevan a días en el campo, visitas de mis abuelos, búsqueda de dulces por el jardín, decoración en familia de huevos cocidos, y muchos chocolates, sobre todo con formas de conejitos y huevos de colores.

Así que, como mi conocimiento de la repostería tradicional de Semana Santa es bastante limitado (prefiero dejárselo a los que realmente saben, ya he visto muchas cosas deliciosas por vuestros blogs ;) ), hice unas galletitas sencillas de mantequilla con temática del Conejo de Pascua para compartir con algunos amigos.

easter cookies

Galletas caseras y chocolate, una buena pareja :)

easter cookies2


Me sé de algunos detractores de las verduras que no harían ascos a estas zanahorias :P



Espero que estéis pasando unas buenas fiestas, celebréis o no la Semana Santa ;)
05 abril, 2009

Clafoutis de ciruela

A ver, ¿cómo es posible que ayer mismo estuviéramos celebrando la Navidad y que de pronto nos hayamos metido en medio de la Semana Santa? ¿Quién ha acelerado el tiempo?
Pues sí, ya están aquí otras de las fiestas de la temporada, y un año más marcho para Madrid a aprovechar la semanita para reencontrarme con algunas de las personas más importantes de mi vida, que casualmente han confluido por estas fechas en la capital :)
Como seguramente asalte algún que otro ordenador ajeno por allí, es posible que publique alguna entrada antes de regresar. En cualquier caso, dejo un postrecillo más veraniego para marcharme con algo dulce.

Recurro otra vez a las ciruelas, esta vez amarillas, para preparar una tercera versión del maravilloso clafoutis francés. Curiosamente empecé a probar este postre con frutas alternativas en lugar de ir a lo tradicional; las ciruelas son mucho más comunes en los clafoutis, ahora me falta por probar más adelante el genuino clafoutis de cerezas. Por el momento, este salió riquísimo. Como siempre, mi versión es sin lactosa, y nadie que lo ha probado se ha quejado de ello ;)

Plum clafoutis


- 7 ciruelas pequeñas
- 1 sobre de azúcar vainillado
- 3 huevos medianos
- 100 gr de azúcar
- 300 ml de leche de soja
- 1 cucharada de pacharán
- 110 gr de harina
- 1 pizca de sal

Lavar las ciruelas, cortar por la mitad y quitarles el hueso. Espolvorear el azúcar vainillado por encima y reservar.
Precalentar el horno a 200ºC; engrasar un molde o fuente redonda de paredes altas.
Tamizar la harina con la sal. En un recipiente aparte, batir los huevos con el azúcar; añadir la leche y el licor y batir un poco más. Incorporar la harina y mezclar bien hasta que se forme una masa líquida homogénea, con los menos grumos posibles. Volcar sobre el molde. Repartir por encima las ciruelas. Hornear a media altura a 180ºC durante unos 35-45 minutos, hasta que se haya dorado y al pincharlo con un palillo o similar éste salga limpio. Dejar enfriar o servir ligeramente tibio (yo lo prefiero frío) con azúcar glas por encima.

Plum clafoutis

Feliz Semana Santa a todos!
03 abril, 2009

Penne rigate al farro a la huertana

Vamos con otra receta no dulce, que son minoría en este blog :P
La pasta es todo un mundo culinario maravilloso; hay tantísima variedad en tipos, formas y tamaños, con innumerables formas posibles de prepararla... sólo hay que visitar el maravilloso blog de Cannella para comprobarlo :)
Pero hay que admitir que suele pasar que en casa nos volvemos algo comodones y repetimos nuestras recetas habituales de pasta; en mi familia son ya tradición los espaguetis a la boloñesa y macarrones con tomate y salchichas gratinados de mi madre, y los tortellini con nata de mi padre. Por cierto, me pregunto por qué los penne han pasado a llamarse macarrones aquí...

De vez en cuando está bien variar los menús cotidianos y probar cosillas nuevas. Aproveché que mi padre trajo de Milán un paquete de penne rigate al farro para preparar la pasta como más me gusta, con su buena dosis de vegetales. Sale una salsa muy rica que hará que hasta los menos amigos de las verduras puedan disfrutarlo (o al menos mi hermano, carnívoro por naturaleza, se comió un buen platazo sin quejarse).

Penne rigate al farro


- 350 gr de penne rigate al farro
- 1 berenjena
- 1 pimiento rojo
- 1/2 calabacín hermoso
- 1 puerro
- 3-4 cucharadas de salsa de tomate casera
- 1/2 vaso de vino blanco
- orégano y albahaca fresca
- aceite de oliva y sal

Lavar las verduras. Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja. Ir calentando agua en una olla para hervir la pasta.
Pelar la berenjena y cortar en cubitos pequeños, así como el pimiento. Colocar ambas verduras en la fuente, rociar con un poco de aceite de oliva y meter al horno durante unos 10-15 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que estén ligeramente asadas. Reservar.
Picar el puerro y cortar en cubitos el calabacín. Poner una sartén amplia al fuego con aceite; añadir el puerro y enseguida el calabacín. Dar unas vueltas y regar con el vino blanco. Tras unos pocos minutos, añadir la salsa de tomate, y las hierbas al gusto. Por último incorporar después el resto de verduras. Remover bien y tapar, dejando cocinar a fuego lento, mientras se termina de cocer la pasta.

Vegetable sauce


Cuando los penne estén cocidos al dente, escurrir e inmediatamente añadirlos a la sartén con la salsa, removiendo bien y dejando que se impregnen del sabor de las verduras. Dejar un par de minutos a fuego lento antes de retirar y servir.
Acompañar con queso parmesano recién rallado y que cada comensal se sirva a su gusto.
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